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Cuba 65 años sumida en el sismo del comunismo y temblor de 6,8 devasta la isla

Cuba 65 años sumida en el sismo del comunismo y temblor de 6,8 devasta la isla

Cuba 65 años sumida en el sismo del comunismo y temblor de 6,8 devasta la isla

Cuba 65 años sumida en el sismo del comunismo y temblor de 6,8 devasta la isla


Desde la Redacción Hasta que caiga la Tiranía.-

Aun no se precisan cantidad de afectados ni cuantía de los daños causados este domingo en la Isla de Cuba, de los dos terremotos consecutivos que se produjeron, el último de 6,8. Una nación asolada desde hace 65 años por el socialismo, sobrevive ante la destrucción.

Cruel sistema causa y efecto de un terremoto, que acabó con una de las islas paradisiacas del Caribe, que al igual que Venezuela se conducía al progreso cuando irrumpió el descomunal asalto al poder y cuyos habitantes resisten las secuelas del devastador comunismo. Destino al que la revolución Castro-chavismo pretende sumergirnos, más de lo que sucumbimos.

Un país con escenas diarias de postguerra, que con o sin terremoto, es un pueblo en caos. ¿Este es el modelo ideológico en que pretende sumergirnos Maduro? No nos imaginamos que Venezuela podría ser otra Cuba o peor, dentro de 60 años.

Un fuerte sismo de magnitud 6.8 sacudió este domingo el oriente de Cuba, que también apenas salía de los efectos de semanas de huracanes y apagones que dejaron a la isla más colapsada, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.

Se sintió en toda la zona oriental de la isla, incluso en ciudades más grandes como Santiago de Cuba, Holguín y Guantánamo. No quedó claro de inmediato si el terremoto provocó daños materiales o víctimas; lo que sí miles de incomunicados. También fueron afectados países como: Bahamas, Jamaica, Haití, Islas Ultramarinas Menores de Estados Unidos.

La naturaleza fue misericordiosa con este pueblo del Caribe. En otros escenarios pudo haber sido más mortífero. Una mujer que vive en Santiago de Cuba declaró que en el pasado ha sentido terremotos de hasta magnitud 5, pero nunca como éste.

"Ha habido alrededor de dos docenas de terremotos de magnitud 5,5 y mayores en esa región en las últimas décadas, pero eso no significa que sea un fenómeno lo suficientemente común como para que la gente que lo experimenta lo sienta como algo normal", dijo Dara Goldberg del Servicio Geológico de Estados Unidos.

Techos desmoronados y grietas en las paredes de casas derruidas por la miseria, se observan en las redes sociales de lo que muestran los residentes cubanos. Expresaron también que el departamento de bomberos respondió a múltiples llamadas, pero según los funcionarios de la ciudad no había motivo de alarma.

En las calles de Cuba, los destrozos están normalizados: es común observar las grietas que dejó el huracán Rafael a principios de la semana pasada.



(Esta foto difundida por el Instituto de Meteorología de Cuba muestra los daños en una casa tras los terremotos en Santiago de Cuba el 10 de noviembre de 2024. (Handout) (Handout/Cubas Meteorological Institute/AFP)

Una isla azotada por huracanes, terremotos y el socialismo

Cuba está enclavada en una región que abarca desde la República Dominicana hasta México, en la que existen varias fallas tectónicas con una notable actividad sísmica. Solo en 2023, registró un total de 7,475 sismos, de los cuales 14 fueron perceptibles, de acuerdo con el resumen anual del Cenais. Magnitudes que oscilaron entre menos de 3 hasta 5.9. Cerca del 70 por ciento de los movimientos telúricos se reportan en la falla Oriente, ubicada a lo largo de la costa sureste de la isla.

Semanas antes, en octubre, hubo apagones en toda la isla que se prolongaron durante días después de que el huracán Oscar provocara importantes inundaciones que causaron la muerte al menos a seis personas a lo largo de la costa este.

Todavía, este lunes, los residentes en Cuba evalúan los daños, en este momento no hay informes de víctimas. Generalmente, los terremotos que están por debajo de 7 en magnitud son considerados leves.

Un largo historial de sismos y Cuba incólume

Este terremoto de 6.8 ocurrido al sureste del municipio Bartolomé Masó, provincia Granma, se registra como el tercero entre los más fuertes ocurridos en Cuba en la historia reciente, después del ocurrido el 25 de mayo de 1992, a las 12:56 del mediodía, en la región centro oriental de Cuba, conocido también como el terremoto de Cabo Cruz, con magnitud de 6.9 grados, de acuerdo al Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (CENAIS).

Según este centro de investigaciones cubano, el 28 de enero de 2020, también en Cabo Cruz, ocurrió un terremoto de magnitud 7.7, que sería el más fuerte de la historia moderna.

Magnitud es el término usado por los sismólogos, desde que dejó de medirse los terremotos basados exclusivamente en la escala Richter, que fue establecida por el sismólogo Charles Francis Richter junto con el también sismólogo germano-estadounidense Beno Gutenberg en el año 1935.

Otro de los más grandes y desastrosos terremotos que afectó a Cuba fue el del 3 de febrero de 1932 a la 1:15 a.m., en Santiago de Cuba, con una magnitud de 6.7 grados en la escala Ritchter, y duró 18 segundos. Dejó al sesenta por ciento de las edificaciones de mampostería y mixtas, parcial o totalmente destruidas o inhabilitadas. Unos 13 fallecidos y un gran número de heridos, aunque no se conoce la estadística exacta, y otras fuentes hablan de 10 muertos y cerca de 200 heridos.

Algunos otros terremotos han sido considerados de mayor magnitud, intensidad y duración, como los de 1766, 1852 y 1842, aunque esa época no había mediciones, y solo son estimados de la posible magnitud que pudieron haber sufrido.

El 11 de junio de 1766, a los 11:05 p.m., tuvo lugar el más destructivo terremoto ocurrido en Cuba. Sucedió en Santiago de Cuba, y las estimaciones consideran que pudo haber sido de 7.6 Mi. Causó 120 muertos y más de 600 heridos.

Acabó con el Hospital Civil y las iglesias de Dolores, Santa Lucía y el Carmen, dañó seriamente el edificio del Palacio Real, la Audiencia y Sala de Justicia, donde murió el alcalde de la ciudad y casi muere el gobernador Francisco Cagigal, quien fue rescatado entre los escombros con síntomas de asfixia.

El 20 de agosto de 1852 se produjo un terremoto bastante destructivo a los 8: 30 a.m., también en la ciudad de Santiago de Cuba, la que se calcula tuvo una magnitud de 7.2 Mi, que sembró el pánico entre los habitantes de la ciudad,. Hasta el día 31 de agosto se siguieron sintiendo replicas en toda la ciudad.

Este terremoto dejó dos muertos, 12 heridos y más de 600 edificios con daños en sus estructuras, entre ellos algunas iglesias, que perdieron sus torres, y la Catedral Metropolitana, que tuvo que ser reconstruida. Los más fuertes en Cuba demuestran un periodo de recurrencia superior a 100 años.

Algunos estudios sugieren que existe una alta probabilidad de que la falla de Oriente genere un sismo con magnitud 7 en el futuro próximo. Otro dato significativo de la zona sísmica de la región oriental de Cuba es que las placas tectónicas de la zona están en una falla transformante, que son límites tectónicos donde dos placas se deslizan lateralmente una junto a la otra.

Y los movimientos sísmicos en una falla transformante no generan tsunamis. Característica fascinante de las fallas transformantes es su relación con las dorsales oceánicas, que influyen en la formación de nuevas tierras. Las fallas transformantes permiten el desplazamiento horizontal entre placas tectónicas, creándose paisajes únicos en diferentes regiones del mundo.

Son creaciones de la divina providencia, que quizás han llevado a la Isla de Cuba a ser un atractivo paraje en el mar Caribe, ante estas seguidillas de eventos telúricos que no han causado tanto daños que el terremoto demoledor de la revolución cubana, que tomó por asalto el poder en esta isla; premisas que copió al caletre el extinto Hugo Chávez Frías.

El terremoto que asaltó al cuartel Moncada

¿Cómo sería hoy Cuba sin “revolución”? Si los Castro no hubieran parado en seco el periodo de mayor expansión económica y social en toda la historia del país, iniciado unos 15 años antes de 1959, en los años 40.



(La caravana revolucionaria por una calle con anuncios comerciales, enero de 1959)

Cuba, donde el herrumbroso Gobierno "revolucionario", a lo largo de cuatro generaciones ya, obliga a los ciudadanos a aplaudir las promesas que hace desde el día de Año Nuevo de 1959, fecha en la que un par de hermanos de vocación criminal asaltaron el poder a tiros.

Promete un porvenir paradisíaco que no solo no llega nunca, sino que Cuba es el único país del mundo que hoy es más pobre y atrasado que a mediados del siglo XX, cuando en las fotografías se mostraban empresas trasnacionales que habían llegado con el "decadente" capitalismo que cuestionaban los Castros. Se autoabastecía de alimentos y tenía el triple de autos que Chile.



Sin el comunismo castrista aquel desarrollo impetuoso se habría multiplicado. No se habrían ido de Cuba casi en los primeros años de la criminal revolución dos millones de ciudadanos, incluyendo ingenieros, médicos, arquitectos, economistas, tecnólogos, científicos, artistas, intelectuales, y hombres de negocios con un valiosísimo know-how multifacético, que levantaron el Miami moderno.

Y es que ninguna revolución social ha sido edificante. La "revolución cubana" solo tiene de positivo que hace trizas el izquierdista mito de que las revoluciones sociales son progresistas, edificantes. En los últimos 400 años la historia ha mostrado que si no es liberal, una revolución es una dramática involución por su carácter socializante y retrógrado.



(La Cuba de los 50: escenas que hoy son sustituidas por locales derruidos que quedaron en el pasado)

Son revolucionarias únicamente las que promueven libertades individuales y crean instituciones sólidas que garanticen esas libertades, la separación de poderes y el buen funcionamiento del mercado. Exactamente eso fue lo que el tsunami castrista borró del mapa en Cuba, del cual Venezuela quiere deslastrarse.

¿Será posible detener ese maquiavélico maremoto? Y alcanzar ese progreso que se selló con los votos el pasado 28 de julio, en que una mayoría de los venezolanos votaron por la transición democrática, que es lo que garantiza el verdadero progreso, como lo sostienen economistas y quienes hacen un país libres de regímenes retrógrados que solo son sinónimos de miseria y hambre .