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La crisis energética paraliza Cuba: “sin cambio de modelo económico no mejorará déficit enérgetica”

La crisis energética paraliza Cuba: “sin cambio de modelo económico no mejorará déficit enérgetica”

La crisis energética paraliza Cuba: “sin cambio de modelo económico no mejorará déficit enérgetica”

La crisis energética paraliza Cuba: “sin cambio de modelo económico no mejorará déficit enérgetica”


Desde la Redacción Hasta que caiga la Tiranía.-

Desde el pasado viernes 17 de octubre, Cuba permanece sumida en la oscuridad. Colapsó el sistema eléctrico. La Isla no produce su propia luz; dependía de Rusia inicialmente, pero esa provisión dejó de existir, luego que encontró en Venezuela un país aliado, pero esta nación latinoamericana también atraviesa una crisis eléctrica y raciona lo que le manda. A cinco días, todavía el régimen cubano no ha podido restablecer completamente el servicio, la comida se empieza a agotar, el agua a escasear, y más que todo la paciencia. Las protestas no cesan.

En tres días, el sistema electro energético cubano colapsó al menos unas cuatro veces. Si llegaba de pronto se alumbraba un bombillo en La Habana y a las dos horas reportan la caída del servicio. Hay quien suma 76 horas sin electricidad, hay quien ha visto pudrirse la comida en el refrigerador, hay quien no sabe de sus padres incomunicados, varias madres están a las puertas de un ataque de nervios porque sus hijos dependen de respiradores artificiales, describe El País de España.

Aun así, el mandatario Miguel Díaz-Canel dijo en X que, aunque el país atraviesa una compleja situación energética, hay “Patria, Revolución y socialismo, es decir, garantía de protección para todos”. El mensaje fue repudiado en redes sociales, que le contestaron al estilo: “Lo malo es que la patria, la revolución y el socialismo no se comen, ni terminan con la pobreza, ni dan salud”.

En medio de las protestas ciudadanas, Cub a declarò “emergencia energética”. Para los especialistas en energías e incluso para la mayoría de los cubanos, sabía que el gran apagón que los dejaría a todos a oscuras ocurriría.

No se trata de un corte más del servicio de electricidad, sino de un fallo sistémico en un país que tiene una infraestructura vieja, sin la capacidad para autoabastecerse; depende de importaciones que no puede pagar y de socios comerciales que cada vez proveen menos cantidades de petróleo.

“A partir de lo que veníamos observando, un problema de gran envergadura era prácticamente solo cuestión de tiempo”, asegura el economista Ricardo Torres, exinvestigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana y profesor en la American University de Washington.

“El deterioro en el sistema eléctrico es evidente, ha sido así por años. Aquí hay cuestiones de fondo. Por un lado, a la economía le va tan mal que no se generan divisas suficientes para comprar el combustible necesario. Por otro, se ha invertido muy poco en el sector, y eso termina pasando factura. El contraste es evidente en relación a los volúmenes que se han destinado a hoteles de alto estándar. Se habla mucho de planificación central, que debería servir para anticipar estos cuellos de botella, y no ha sido así”.

Lo que vaya a suceder a partir de ahora todavía es una incógnita. Este lunes la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) comunicó que se había recuperado el 50% del servicio de los clientes de La Habana. También han echado a andar microsistemas e “islas” en algunas de las provincias del país. El director general del Despacho Nacional de Cargas de la UNE, Félix Estrada Rodríguez, dijo que “la estrategia inmediata es reorganizar la generación”. Pero los especialistas saben que se trata de soluciones a corto plazo, y que el próximo colapso nacional podría estar a la vuelta de la esquina.

“Ellos poco a poco van a empezar a poner suficientes parches para nivelar el problema, y vamos a volver a donde estábamos hace cinco o seis meses, pero eventualmente va a volver a pasar esto”, asegura Piñón. “No hay cambio en el sector eléctrico cubano hasta que el Gobierno no cambie su modelo económico, descentralice la economía, permita la inversión abierta. Y entonces va a tomar años, eso no es del día a la noche”.



Cuba, una historia de apagones.-

Si hay gente que sabe de apagones, son los cubanos de al menos los últimos treinta años. A cada época de crisis el Gobierno le ha puesto un nombre: desde el Periodo Especial, pasando por la Revolución Energética se llegó hasta La Coyuntura, épocas en las que los cubanos han lidiado con las crecientes horas sin electricidad.

Cuando Cuba perdió a su principal socio comercial con la caída de la Unión Soviética, los cubanos entraron a los años noventa no solo con poca comida, sino con innumerables cortes diarios de luz que, entre otras cosas, desataron la protesta conocida como El Maleconazo y el éxodo de los balseros hacia el sur de Florida en el año 1994.

En 2000, Venezuela enviaba gran parte del petróleo que el país necesitaba, parecía que no se iba a volver a los peores días del Período Especial. Pero en mayo del 2004 se produjo, como ahora, un fallo de la termoeléctrica Antonio Guiteras y el Sistema Electroenergético Nacional se vio seriamente afectado.

Fidel Castro no tardó en aparecer en la televisión nacional declarando la “revolución energética” que, entre otras cosas, apeló a las medidas de racionamiento. Frecuentes fueron los discursos de Castro con ollas eléctricas en las manos, explicando a los cubanos cuál era la forma más óptima para cocinar sus alimentos.

Y el régimen comenzó a sustituir todos los equipos de alto consumo que luego la gente no podía usar por la ausencia de electricidad. Situaciòn que Venezuela debe mirar para ir colocando “sus barbas en remojo”.

Cuando en 2019 la situación en la Isla se agravó con la falta de comida, medicamentos o transporte, una crisis que dura hasta hoy, el Gobierno nombró el periodo “situación coyuntural”.

Durante la llamada “Coyuntura” volvieron las horas de apagones en la Isla. Luego llegó la pandemia, que sumó caos a la economía nacional, una situación acumulativa cuyo larga sombra se extiende hasta hoy.

Desde la pérdida de la ayuda que llegaba de la URSS, el Gobierno cubano se ha agenciado otros socios para rebasar otras crisis, pero nunca la solución ha venido desde dentro. “Cuba nunca ha llegado a generar todos los recursos que necesita para tener un sistema energético robusto. Estas infraestructuras son caras, y se necesita una economía productiva para poder pagarlas”, asegura Torres.

La última gran crisis energética en Cuba empezó por lo menos hace 10 años, según los especialistas. Un informe conjunto de Torres y Piñón asegura que desde 1990 la generación eléctrica ha crecido muy lentamente, al 1,1% anual, lo “que representa la tercera parte del ritmo mundial”. El país tiene un sistema energético que depende en su mayoría de los combustibles fósiles los cuales, solamente en 2022, representaban alrededor del 95% de la generación de electricidad. De ellos, el 48% eran importados.

Aunque la Unión Eléctrica de Cuba no ha brindado datos actualizados, Piñón y su equipo de trabajo en la Universidad de Texas calculan que el consumo aproximado de la Isla se sostiene en 120.000 barriles de petróleo diarios. De ese total, Cuba solo produce 40.000 barriles de crudo propio.

El número restante le ha llegado regularmente desde Venezuela (entre 50.000 y 55.000 barriles diarios), México (entre 20.000 y 22.000 barriles diarios) y en los últimos años se complementa con el que viene desde Rusia. Pero la ayuda desde hace un tiempo también escasea.

Más allá del deteriorado sistema energético o el incremento de la demanda, el principal problema del país es la falta de combustible. Piñón indica que, el pasado mes de septiembre, Venezuela envió a la Isla la mitad del combustible que solía facilitar, o sea, unos 25.000 barriles. El país sudamericano, lidiando con su propia crisis, ahora está enfocado en vender a compañías como PDVSA o la Chevron.

“Lo que sobre es lo que se le puede dar a Cuba. Así que el volumen de Venezuela ha mermado a por lo menos la mitad en los últimos seis meses”, dice el especialista También México, que no es un productor de petróleo a la altura de Venezuela, ha disminuido a menos de la mitad sus envíos a la Isla.

Con información El País